lunes, septiembre 18, 2006

Más solo que turco en Domínico

No se sabe qué hacer
con tanto amor en Domínico
las doñas barren la ternura
que se amontona en la vereda
José el Botellero la vende con el carro
los muchachos la reparten en barrios vecinos.
Se crece alrededor de la palabra amigo

doy fe

la angustia fue descuartizada entre todos
por eso el miedo tiene carne de gallina
no hay un solo tipo que vaya al analista
ni una sola Rosa que quiera suicidarse.

En Domínico los zaguanes conversan
las paredes se tratan de che
y se cuentan dificultades de ladrillos
y hasta los pájaros juegan a la quiniela

y le árbol es un obrero y canta
y el viento es peronista y canta.

Si alguna vez usted
vuelve a ser niño
pase su infancia en Domínico:
probará el arroz con leche de mi abuela
probará una cuarta y quema con Horacio
se enamorará quién sabe de Corina

El atardecer de Pierres
no se lo pienso contar
es a media hora de Constitución
bájese en Mitre al 7400
visite la peluquería de Ruibal
la casa del filósofo Perico
pero no lleve cámara fotográfica

En una esquina blanca está ubicada
la sonrisa simple de mi madre
vaya dele la mano
tóquela
le dicen Francia
es modista usa lentes
pregúntele qué piensa de la vida
si le trajeron disgusto los hijos
o cómo se hace la torta bicolor
pero cuidadito con sacar fotografías
prohibido aparecer con alcahuetas
no hay nada en Domínico
dispuesto a ser recuerdo.

Si usted es medio sensiblero
vaya con el corazón avisado.
Es doloroso no haber nacido en Domínico
no vaya
da bronca no haber nacido en Domínico.
A veces aunque no me crea
la gente en Domínico se muere
y cuando la flaca marca la tarjeta
el vecindario los umbrales al aire
son los Amigos Corsos

En Domínico no queda ningún tonto:

El último tonto se creyó poeta
y fue a envejecer al centro.


Extraído de la novela de Jorge Asís
"Don Abdel Zalim (el burlador de Domínico)
Ed. Corregidor, año 1981