Lo público de lo privado - Lo privado de lo público
Dice Michel Rocard:
Las desnacionalizaciones no son lo contrario de las nacionalizaciones, son lo negativo de ellas: mismo espíritu de sistema, igual intensidad e idéntico error. Todas las empresas puestas en la mira en 1982 lo son en 1986, y hasta un poco más para que den más de la medida. Se nacionaliza a 100 por ciento, se privatiza a 100 por ciento. Se hubiera podido gastar menos en 1982, hubiera podido recuperarse en 1987, para las necesidades propias de la empresa y sus inversiones. En resumen, la finalidad socialista de 1982 se ha invertido y se ha vuelto la finalidad liberal de 1987; pero tanto en un caso como en otro, lo que no era más que un medio se ha convertido en un fin.
Riesgo inútil al ver agotarse el ahorro después de haberse orientado a la nueva compra de empresas que podían pasarse sin esto, en vez de apoyar a las que tienen una urgente necesidad de capitales; riesgo inútil también el de las situaciones paralizadas. Dado que figuran en la lista fatídica, aunque su transferencia al sector privado no ocurrirá sino dentro de varios años, en el ínterin, algunas empresas se ven impedidas de toda gestión dinámica. Teóricamente destinadas a ser un día cedidas enteramente al mercado financiero, desde ese momento no pueden apelar a sus recursos.
Oportunidad destrozada, crear empleos. Las sumas acopiadas facilitan los fines de mes presupuestales, pero es muy poco dinero el que irá a la inversión productiva; por lo tanto habrá poco dinero para la creación de empleos.
Utilizar un martillo no tiene sentido, a menos que sea para encajar un clavo, el cual, a su vez, deberá servir para algo. Y todo esto debe hacerse obedeciendo las reglas del arte con un objetivo preciso. Desconfío de quien da un martillazo sólo porque tiene el martillo en la mano.
Las desnacionalizaciones no son lo contrario de las nacionalizaciones, son lo negativo de ellas: mismo espíritu de sistema, igual intensidad e idéntico error. Todas las empresas puestas en la mira en 1982 lo son en 1986, y hasta un poco más para que den más de la medida. Se nacionaliza a 100 por ciento, se privatiza a 100 por ciento. Se hubiera podido gastar menos en 1982, hubiera podido recuperarse en 1987, para las necesidades propias de la empresa y sus inversiones. En resumen, la finalidad socialista de 1982 se ha invertido y se ha vuelto la finalidad liberal de 1987; pero tanto en un caso como en otro, lo que no era más que un medio se ha convertido en un fin.
Riesgo inútil al ver agotarse el ahorro después de haberse orientado a la nueva compra de empresas que podían pasarse sin esto, en vez de apoyar a las que tienen una urgente necesidad de capitales; riesgo inútil también el de las situaciones paralizadas. Dado que figuran en la lista fatídica, aunque su transferencia al sector privado no ocurrirá sino dentro de varios años, en el ínterin, algunas empresas se ven impedidas de toda gestión dinámica. Teóricamente destinadas a ser un día cedidas enteramente al mercado financiero, desde ese momento no pueden apelar a sus recursos.
Oportunidad destrozada, crear empleos. Las sumas acopiadas facilitan los fines de mes presupuestales, pero es muy poco dinero el que irá a la inversión productiva; por lo tanto habrá poco dinero para la creación de empleos.
Utilizar un martillo no tiene sentido, a menos que sea para encajar un clavo, el cual, a su vez, deberá servir para algo. Y todo esto debe hacerse obedeciendo las reglas del arte con un objetivo preciso. Desconfío de quien da un martillazo sólo porque tiene el martillo en la mano.
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