Fuegos radicales
"...Por lo visto, el instinto de conservación tiene poco fundamento. Así lo avala ya tan sólo la notoria predilección transcultural y transepocal que nuestra especie ha mostrado por el suicidio. Ningún tabú y ninguna amenaza de castigo han podido disuadir a los humanos de quitarse la vida. No existe una medida cuantitativa de esa propensión; todo intento de documentarla estadísticamente fracasa por la elevada cifra oculta.
Sigmund Freud intentó resolver el problema de forma teórica, desarrollando, sobre una incierta base empírica, el concepto del instinto de muerte. Su hipótesis se manifiesta más claramente en la vieja y sabida conclusión de que puede haber situaciones en las que el ser humano prefiera un final terrible a un terror –sea real o imaginario– sin fin."
Para leer el texto completo de Hans Magnus Enzensberger, click acá
Un caso práctico tristemente célebre, acá (en español) y acá (en inglés)
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