Ciclo Básico

"Y sin embargo, ninguna institución ha fascinado tanto a los anglófilos como el colegio privado inglés. Más que el Parlamento o que el common law, o que la Bolsa, el colegio privado inglés encarna la idea que el anglófilo tiene de Inglaterra. Porque es allí, en esos claustros neogóticos, donde se creo el gentleman inglés, como una nueva raza aristócrata en una edad burguesa. en 1974, dos años antes de su muerte, Andre Malraux, tan enfermo ya que apenas podía mantener erguida su cabeza, le dijo al escritor Bruce Chatwin que la civilización occidental se enfrentaba a la crisis más seria desde la caída de Roma. Lo que hacía falta -explicó- era nada más y nada menos que la reforma del hombre. Los romanos habían creado hombres superiores, que administraron un gran imperio durante siglos. Los soviéticos intentaron hacer lo mismo, pero con mucho menor éxito. La única nación que había forjado una elite nacional tan poderosa como la romana había sido Inglaterra. No era en la aristocracia en lo que estaba pensando, ni en los caballeros medievales. No: Inglaterra había creado el gentleman. Y el gentleman inglés era una de las mayores creaciones de la civilización occidental, la grande création de l´homme. La cuestión era si Inglaterra podría volver a producir un especimen semejante. En realidad, Malraux se estaba manifestando con un pequeño exceso de grandiosidad. Cuando Wellington dijo que Napoleón fue derrotado en los campos de juego de Eton, estaba afirmando algo más profundo de lo que sugiere esa afortunada frase. Napoleón -como Malraux- defendía la grandeur y el progreso revolucionario. El hombre salido de las aulas de la escuela privada es conservador, guardián de una sociedad antirrevolucionaria, en la que se da de hecho el progreso, pero mirado siempre con el más hondo escepticismo. El hombre de la escuela privada jamás inventó o creó un imperio: lo administró. Es la versión inglesa del hombre culto confuciano, para quien la moderación es la meta más alta. Pero Malraux tenía razón: como en el caso del chino confuciano, el mayor atractivo del gentleman inglés consiste en que no nace, sino que se hace."
(Ian Buruma, "Anglomanía" - Editorial Anagrama)

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