Yo te avisé
En un principio bailaban descorchando nuevas teorías compuestas en las trincheras. Eran días en que las ferreterías trabajaban de sol a sol. Los individuos tenían un aire de familia coagulado en los cerebros que pretendían dirigir la corriente de la historiografía de los puntos cardinales. La literatura era un rompecabezas al que le faltaba una ficha que todos sabían donde encontrarla. A miles de kilómetros los jugadores del gran partido se quedaban sin pilas, mientras los colonizadores del espacio se batallaban por la cuenta regresiva. Para ellos, la ingeniería del mal sigue siendo infinitamente superior a la arquitectura de la dialéctica. Las ideas no se matan, resucitan antes que las velen.
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